Garcés, pregúntale a Twitter
Marco Garcés se va a enterar de lo que es bueno. Este verano va a ser una prueba de fuego para medir su resistencia capilar. En su despacho se amontonan los innumerables asuntos que debe resolver en las próximas semanas para solucionar el exceso de plantilla que tiene el Celta en estos momentos. Ya les anuncio una cosa: no podrá cumplir todos sus objetivos. Son demasiados, muy complicados en algunos casos. Aunque leyendo las recetas mágicas de todos los directores deportivos en potencia que pueblan Twitter (me resisto a llamarlo como quiere Elon Musk) parece sencillo, lo cierto es que aligerar una plantilla con más de una docena de jugadores a los que no quieres pero que están amarrados al contrato firmado es una tarea casi imposible. Creo que alguna vez ya puse el ejemplo de la tienda de ropa que por mucho que quiera librarse del exceso de stock… el polo de estampado imposible acaba por comérselo. Y en el Celta me temo que hay algún que otro polo de dudoso gusto. Ojalá Garcés tenga una varita mágica para seducir agentes, clubes y futbolistas. Pero cuando el dinero anda por el medio nunca hay acuerdo sencillo. Y no olviden una cosa: aquí no perdona un euro ni el más pardillo de los jugadores y de los representantes.