Tras los últimos acontecimientos (Rusia, Kenia, y ahora Etiopía como foco de todas las miradas), tras los últimos casos de atletas suspendidos (Endeshaw Negesse y Abeba Aregawi), el mundo del atletismo sigue perdiendo de vista la baliza de emergencia.
En el meollo del asunto, una de las voces más autorizadas de este deporte ha disertado largo y tendido. El entrenador italiano Renato Canova aportaba su visión, hace unos días, sobre todo lo que está ocurriendo en las últimas fechas, sobre esta mastodóntica vorágine de acontecimientos que ha llevado incluso al más creyente, al menos escéptico, a dudar de raíz.
Lo que ofrecemos a continuación es una transcripción literal (con ligerísimas alteraciones narrativas) de una participación del transalpino en el foro de la web estadounidense LetsRun.com, lugar de encuentro y peregrinación de excepcional riqueza tanto para iniciados como para noveles atléticos. Canova suele aportar a menudo su experiencia y conocimientos sobre aspectos de entrenamiento. Esta vez, apunta al dopaje. Aquí, su visión.* Recalcamos que el texto que transcribimos a continuación NO es redactado por quien escribe estas líneas, ni refleja la opinión de esta web. Se trata de una traducción de un comentario de Canova en el mencionado foro, información a la que pudimos acceder a través de una publicación en Twitter de Óscar Fernández.
Click aquí para ir a la publicación original de Canova (en inglés, firmado a fecha de 1 de marzo de 2016, 04:53AM).
«La nueva lista de atletas etíopes investigados por dopaje responde, muy probablemente, a una única sustancia: el MELDONIUM.
La WADA (World Anti-Doping Agency) comenzó a tener sospechas sobre esta sustancia porque volvió a ser encontrada en varias muestras de ciclistas. Por esa razón, comenzaron a investigar sus efectos, y fue añadida a la lista de sustancias prohibidas a partir del pasado 1 de enero de 2016.
Parece que esta sustancia (Meldonium) ha sido introducida recientemente en Etiopía por algún médico turco. Dicha sustancia, en todas sus vertientes y nombres, no puede ser encontrada ni en Estados Unidos ni en la mayoría de países europeos (tampoco en Kenia), puesto que no está aprobada por la comisión específica estadounidense. ¿Por qué solamente en Etiopía? Probablemente, por las conexiones que tienen con los países comunistas, a juzgar por su historia reciente.
Pero, una vez llegados a este punto, lo que tenemos que hacer es pensar sobre los ‘efectos’ del dopaje.
¿Es realmente el Meldonium una sustancia ÚTIL? Y, si lo es, ¿por qué solamente es útil para los atletas etíopes, y no ha sido encontrada en otros países africanos?
¿Son realmente efectivos los esteroides que aparecen en el 95% de los casos de dopaje en Kenia? Y si es así, ¿por qué rara vez podemos encontrar en otros países positivos por las mismas sustancias?
La realidad es que existen ciertas ‘áreas de influencia’ en las que actúan diferentes organizaciones criminales. Exactamente igual que lo que ocurre en el mercado del tráfico de drogas. De esta manera, si en ciertos territorios existen grupos o personas dedicados al tráfico de esteroides, en otros lugares los hay que trafican con Meldonium, y en otros lugares distintos, traficantes de cualquier otro tipo de sustancia.
Mientras en el ciclismo, durante el período de Lance Armstrong, pudimos ver en su momento cócteles de una gran cantidad y variedad de fármacos y sustancias, preparadas científicamente, con grandes equipos de médicos y laboratorios organizándolo todo (y todo ello con elevadísimos costes), en el atletismo se descubre un dopaje muy simple, con atletas que toman solamente una sustancia ilegal, siendo diferentes en unas zonas u otras, y en la mayoría de los casos con costes muy bajos, teniendo en cuenta que muchos no tienen suficientes recursos económicos para acceder a dopaje avanzado (por poner un ejemplo, parece ser que el coste del Meldonium ronda los 2 dólares americanos por comprimido).
Por tanto, esta es la cuestión: no podemos discutir ni refutar el hecho de que muchos atletas africanos están utilizando sustancias ilegales. Eso es un hecho.
Pero la pregunta es: ¿cómo de efectivos pueden llegar a ser esos fármacos, considerándolos sustancias que mejoran el rendimiento [PED]?
Yo pienso que en la mentalidad de los atletas, hoy en día, reside una evidente sobreestimación de los efectos de estas sustancias en relación con el rendimiento. Esto ocurre porque parece que el dopaje es el principal guión que el deporte sigue hoy en día.
Dentro de este proceso, la gente que trabaja en temas antidopaje también puede llegar a sobreestimar su importancia, vigorizando los efectos de muchas sustancias sin realmente conocerlas, y creando una imagen generalizada y extendida de que todos los mejores utilizan o van a utilizar este tipo de sustancias. Pero… ¿qué dopaje? ¿Solamente el dopaje utilizado por los etíopes? ¿Solamente el dopaje utilizado por los kenianos? ¿Y con qué control? ¿Con qué organización detrás?
Yo estuve por vez primera en Kenia en el año 1998, y, aparte de los dos últimos años, que estuve en China, normalmente resido durante cinco y siete meses al año en Iten. Además, y aunque sí que es cierto que personalmente puedo decir que algo ha cambiado, nunca he tenido ninguna sospecha sobre los mejores atletas (hasta 2010, nunca escuché a ningún atleta preguntar por suplemento alguno; hoy parece que todo el mundo necesita suplementación para correr más lento que hace 10 años). Nunca he tenido ninguna sospecha, y he entrenado a atletas que batieron récords mundiales, y que rechazaban todo tipo de medicinas, incluso cuando estaban enfermos (salvo en lo que se refiere a la malaria). Hablo de Saif Saaeed Shaheen [plusmarquista mundial vigente de 3.000m obstáculos], Nicholas Kemboi (que en poco más de dos meses pasó de correr en 28:19.77 -el 1 de junio de 2003- a 26:30.03 -el 5 de septiembre del mismo año-. Viví con él en la misma habitación, en St. Moritz, en 2003, así que sé perfectamemte qué comía y qué bebía). Hablo de Moses Mosop, de Florence Kiplagat… y ahora también tengo atletas completamente nuevos e ingenuos en este sentido, como Ronald Kwemoi, que podría convertirse en los próximos dos o tres años en el nuevo plusmarquista mundial de 5.000m…
Así que es ridículo decir que existe un límite por debajo del cuál es posible corre solamente con ayudas externas (legales o ilegales).
La verdadera batalla contra el dopaje no puede partir de la idea de que los atletas podrían llegar a obtener una gran cantidad de ventajas, sino de la idea de que un 99% resulta completamente INÚTIL (hablo de dopaje sanguíneo). Podemos aceptar la idea del dopaje como un atajo PARA LOGRAR LOS MISMOS RESULTADOS a través de un duro entrenamiento. Lo que no podemos aceptar es la idea de que esos resultados pueden convertirse en mejores.
Lo repito de nuevo: yo he estado entrenando a atletas africanos de super élite mundial durante los últimos 18 años. Y los sometemos frecuentemente a análisis de sangre comunes con el objetivo de controlar su salud (especialmente en lo que se refiere a sustancias como el hierro, la ferritina o la transferrina). NUNCA he visto ninguna conexión entre valores altos de hematocrito [‘Hct’] o hemoglobina [‘Hb’] y el nivel del rendimiento. Hablando de un mismo atleta, normalmente, cuando el rendimiento aumenta, estos valores bajan.
Por tanto, creo que los atletas africanos que están utilizando sustancias dopantes (que son muchos) son los más débiles desde el punto de vista mental, y no tienen a nadie capaz de guiarlos por el sendero correcto del entrenamiento. Así, hablamos exactamente de lo contrario de lo que la mayoría de la gente piensa: ellos no son más que cachorros en libertad, sin entrenador, y sin una buena planificación detrás, con lo que presuponen que la única manera de lograr el objetivo, o de llenar ese vacío es utilizando alguna ayuda externa (repito, para mi el concepto ‘legal’ o ‘ilegal’ es lo mismo, porque en todos los casos la señal que se revela es la misma: una mentalidad débil).
Y estos atletas están siendo fruto del abuso de médicos y farmacéuticos locales, metiéndoles en la cabeza la idea de que el dopaje puede funcionar, cambiando el rendimiento de un atleta, pudiendo variar sus prestaciones desde un nivel medio-alto, a la élite máxima.
Abeba Aregawi no tiene entrenador en Etiopía. Es su marido el que se ocupa de guiarla desde un punto de vista técnico. Esta situación lleva al atleta a buscar soluciones aisladas e individuales de cada problema concreto, pero sin ningún tipo de estrategia real o marcada. Este es el tipo de confusión técnica que empuja a ciertos atletas a contemplar la posibilidad del dopaje, y no las mejoras reales en su rendimiento.
Abeba sufrió graves problemas en la espalda y en una pierna durante los últimos dos años. Probablemente, ella perdiese la confianza en sí misma, máxime viendo el sensacional rendimiento de Genzebe [Dibaba] y Faith Kipyegon, y buscó ‘algo’ (que en aquel momento era legal) para recuperar el nivel aeróbico, que había perdido, en un corto período de tiempo.
Sin embargo, para alcanzar el máximo rendimiento personal, tiene que haber un equilibrio entre la situación psicológica, el aspecto metodológico y la atmósfera completa que rodea al atleta. Ese rendimiento máximo no puede llegar nunca si no se trabaja en una dirección única y de conjunto. Por tanto, la mayoría de los atletas dopados comenzó a utilizar sustancias que mejoran el rendimiento DESPUÉS de sufrir algún tipo de problema, temiendo por la posibilidad de no volver a alcanzar los mismos niveles de rendimiento (como ejemplo, el marchador italiano [Alex] Schwazer, que ganó los 50 kms marcha en los Juegos Olímpicos de Pekín ’08, y comenzó a utilizar sustancias dopantes en 2012, tras una mala temporada en 2011). PERO ESTOS ATLETAS ESTABAN LIMPIOS CUANDO CONSIGUIERON, POR VEZ PRIMERA, SUS MEJORES ACTUACIONES.
Los atletas de élite acuden a las sustancias dopantes solamente cuando descubren que su cuerpo no les permite mantener los mismos niveles de entrenamiento, con la esperanza de reducir la diferencia, de llenar el vacío, con el dopaje. Gran error, porque el dopaje NUNCA puede reemplazar las posibilidades naturales de una mente clara y un cuerpo fresco durante el período de máxima motivación, cuando existe la oportunidad de llegar a completar los máximos objetivos posibles.
El dopaje no se utiliza para lograr lo que aún no se ha conseguido. Se utiliza cuando se teme perder lo que ya se tiene».