Haile se va. ‘El Emperador’ se retira a un lado, consciente de que ya no es el mismo y nunca volverá a serlo. Jamás dejará de correr, pero su magnitud como atleta deberá observarse con la perspectiva del tiempo. Ya no de manera contemporánea.
Valorando la trascendencia de la decisión del etíope, SoyCobarde recibe con todos los honores a uno de los mayores expertos en la materia. Un auténtico erudito, al que este blog agradece enormemente su esfuerzo, dedicación y contribución diaria para difundir todo lo relacionado con nuestro deporte, así como su magistral detalle con este artículo.
Desde Vigo, y como primera firma invitada en este blog, la sabiduría extrema y la inmensa aptitud narrativa del gran Óscar Fernández Villar (@gabyandersengz).
«Ya no volveré a competir, pero no dejaré de correr».
Con esta frase se despedía Haile Gebrselassie de todos los aficionados al atletismo después de competir en la Great Manchester Run. El día anterior ya había anunciado en una entrevista a los comentaristas de la BBC que podía ser (o no) su última competición. La idea ya barruntaba por su cabeza, y se confirmó al día siguiente, después de una pobre prestación en la prueba. Gebrselassie no bajó de treinta minutos (30:05) y eso llevó a la decisión definitiva de dejar la competición.
En su mente está hacer una gira de despedida que incluiría la Great Scottish Run de Glasgow (próximo 4 de octubre) pero será una participación en el medio del pelotón y sin ningún afán competitivo.
‘El Emperador’ había hecho un primer intento de retirada después del New York City Marathon de 2010. Jos Hermens, su representante, logró convencerlo en su día y reconsideró su postura. Regresó, pero su carrera atlética no será recordada por sus éxitos en la década actual.
Su palmarés se resume en 25 récords del mundo, 9 títulos mundiales (algunas informaciones han señalado que ocho de manera equivocada) y 2 oros olímpicos (Atlanta ’96 y Sídney ’00).
Su vida dio un cambio en los últimos años. Las lesiones, los contratiempos y sus negocios lo apartaron de los primeros puestos de las carreras pero su espíritu y su sonrisa, «con copyright», siguen ahí. ‘Gebre’ reconocía que ya no se puede concentrar en un entrenamiento serio. Las lesiones tardan más en sanar con la edad, y cuando apuraba con algo de calidad aparecían viejos fantasmas en formas de lesiones.
En estos momentos gestiona una compañía que da trabajo a mil seiscientas personas, dentro de la que se incluyen negocios de todo tipo: una empresa que se dedica a la venta de coches y que está asociada con Hyundai, una empresa constructora, inversiones inmobiliarias, cinco hoteles, varios edificios de oficinas, una plantación de café, y tiene en perspectiva invertir en la compra de una mina de oro.
Al mismo tiempo, ha invertido en la construcción de dos escuelas en las que estudian tres mil quinientos niños, con la particularidad de que los padres pagan muy poco.
Wami Biratu, uno de los grandes predecesores de Gebrselassie, y que vive en la indigencia, reconocía que una vez le pidió ayuda económica y que Gebrselassie lo reconoció y le ayudó.
A nivel deportivo, parte de su grandeza llegó por sus enfrentamientos con los atletas kenianos. Dos fueron sus principales rivales: Daniel Komen, en la lucha por los récords en distancias de 5.000m y 3.000m, y Paul Tergat en las finales olímpicas.
La lucha con el primero fue efímera porque Komen aguantó muy poco tiempo en la élite. A pesar de ello, sus récords todavía perduran, y nadie fue capaz de batirlos. El de 3.000m que realizó en Rieti aguanta en las listas y parece el más complicado de batir, entre los de medio fondo actuales. Eso demuestra que la lucha entre ellos dos tuvo un nivel que muy pocas veces se ha visto en la historia. Komen no pasará a la historia por ser olímpico, pero a nadie se le escapa la valía de sus marcas. Su lucha con Gebrselassie hizo que ambos se esforzarán al máximo para poder batir los récords al otro.
En los Juegos Olímpicos, su rival fue Tergat, pero sólo fue una amenaza en Sídney 2000. En el resto de competiciones, el atleta keniano pudo llegar segundo, como en Atlanta, pero no lo puso en aprietos excepto en esa final olímpica de Sídney ’00 que pasará a la historia por el apasionante duelo entre ambos. Gebrselassie estuvo en esa ocasión contra las cuerdas, en parte porque no llegó a su máximo nivel a esa competición, circunstancia concreta que propició que las diferencias entre Tergat y él se acortaran.
Gebrselassie tenía una táctica que se mostraba infalible: atacar a falta de seiscientos metros. Esa era su táctica preferida cuando de 10.000m en grandes campeonatos se trataba. Los resultados le daban la razón siempre. En todos los campeonatos hacía lo mismo, y con el mismo resultado. Pero en Sídney no aplicó su táctica demoledora, sabedor de que no estaba al mismo nivel que otros años debido a una lesión en el tendón de Aquiles que no le permitió estar a su mejor nivel.
Su tercer gran rival fue Kenenisa Bekele, pero fue una lucha desigual, ya que cuando apareció su compatriota, Gebrselassie ya no estaba a su máximo nivel. El traslado de poderes y de la vara de mando se produjo en el Campeonato del Mundo de París. A partir de ahí comenzó la carrera meteórica de Bekele. En ruta, hasta ahora, el mejor es Gebrselassie. En cross, el claro dominador ha sido Bekele.
Gebrselassie acumula dos oros olímpicos en 10.000m, cuatro campeonatos del mundo de pista, cuatro en pista cubierta y uno en medio maratón. En pruebas olímpicas ya no tiene ningún récord del mundo. Bekele tiene un oro olímpico más gracias a su magistral último dosmil de Pekín. Cinco son sus títulos en Campeonatos del Mundo al aire libre y uno en pista cubierta.
Su relación nunca fue buena, según Hermens (mánager de ambos). Y según las palabras del ex-atleta holandés, «no por culpa de Gebrselassie». Bekele es una persona muy peculiar y de no muy fácil trato. Todo lo contrario que Haile.
Etiopía parece destinada a regalarnos un gran campeón por cada década, hablando del fondo masculino: Bikila, Wolde, Yifter, Gebrselassie y Bekele. El trono del fondo mundial está en manos ahora de Farah, en parte porque los grandes fondistas del este de África «escapan» de la pista y se refugian en la ruta, ya que es ahí donde están las grandes bolsas de dinero. Ganar un Major reporta más beneficios que todas las pruebas de la Diamond League juntas. Eso hace que los grandes fondistas etíopes y kenianos estén compitiendo en ruta. En el asfalto, hay muchísimos atletas de estos países compitiendo. El futuro nos deparará quién es el sucesor de los grandes atletas etíopes mencionados.
Las condiciones en las que Haile vivió, llegando a ser maltratado por su padre y en situación muy precaria, ya no se dan en Adís Abeba, la capital etíope. Según confesaba, allí comienzan a tener el mismo problema que en los países avanzados. Las comodidades de la ciudad alejan a los jóvenes del sufrimiento que supone el atletismo. Gebrselassie considera que su sucesor saldrá, necesariamente, de algún pueblo de Etiopía, pero no de las ciudades.
Los grandes deportistas siempre son encumbrados, y los aficionados, a sus logros deportivos, siempre les suman otras virtudes humanas. En su caso, sus críticas fueron muy pocas a lo largo de su carrera. Las más destacadas fueron tres: el incidente con Moses Tanui, su retirada tardía, y el ejercer de ‘liebre’.
En el Campeonato del Mundo de 1993, tropezó con Tanui a falta de una vuelta y el corredor keniano perdió la zapatilla. Pero el incidente pareció más un lance de carrera que algo intencionado.
Muchos atletas no saben retirarse a tiempo. Quizás, este axioma personal tenga en Gebrselassie una excepción. Él se puede retirar cuando quiera. Su legado es tan grande que siempre vendrán a la memoria momentos imborrables de su trayectoria. Sus resultados en estos últimos años no se han acercado ni de lejos a lo que fueron sus actuaciones en el pasado, pero en la memoria colectiva permanecen sus logros de antaño. También se le criticó cuando hizo el papel de ‘liebre’ en el London Marathon 2014. No estaba a su mejor nivel, y no aguantó ni hasta la media maratón. Muchos consideraron que un atleta de su grandeza no debía de ejercer de ‘liebre’. Lo consideraban degradar su legado. Para otros, no era más que una rutina salarial por la que ya pasaron muchos otros atletas. Komen, uno de sus rivales, ejerció de ‘liebre’. Sydney Maree también marcó el paso en alguna carrera después de ser recórdman mundial de 1.500m. Y Bram Som, atleta que fue campeón de Europa de 800m, ejerce en la actualidad.
Ahora solo nos queda disfrutar de su sonrisa, «con copyright», en el pelotón, corriendo en el medio de los ‘runners’.
Óscar Fernández Villar